Gaspar Melchor de Jovellanos, Asturiano en la Historia

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Es uno de los “25 Españoles para la Libertad” seleccionados por la Revista “La Aventura de la Historia” (Diario “El Mundo”).

Seguidamente reproducimos una biografía de Jovellanos extraída de la página: https://museos.gijon.es/page/9182-biografia-de-jovellanos “Gaspar Melchor de Jovellanos nació en Gijón (Asturias) el 5 de enero de 1744. Hijo de padres hidalgos, estudió en Oviedo y después en Ávila, graduándose de bachiller en Cánones por la Universidad de Osma (Soria) en 1761. En 1763 se licenció en Cánones por la Universidad de Ávila y, en 1764, ingresó en el Colegio Mayor de San Ildefonso de Alcalá de Henares. En este Colegio permaneció durante un año y se graduó de bachiller en Cánones por la Universidad de Alcalá. Terminados sus estudios, en 1768 fue nombrado alcalde del Crimen de la Real Audiencia de Sevilla, siendo ascendido, en 1774, a la plaza de oidor.

En 1778 el rey le nombra alcalde de Casa y Corte, y Jovellanos se traslada a Madrid. En la corte se le abren todas las puertas. Ingresa sucesivamente en la Real Sociedad Económica Matritense, en la Academia de la Historia, en la Real Academia Española, en la de Cánones y en la de Bellas Artes de San Fernando. En 1780 es nombrado Consejero de las Órdenes Militares. Forma parte de juntas económicas, preside reuniones de sociedades anónimas en nombre del rey y le encargan discursos y elogios para distintas instituciones. Destacan, entre estos, el Elogio del marqués de los Llanos de Alguazas (1780), el de Carlos III (1788), el de Ventura Rodríguez y el de las Bellas Artes (1781), el Informe en el expediente de Ley Agraria, que terminó en 1794, y la Memoria sobre la policía de los espectáculos y diversiones públicas, que termina en 1790 y corrige cinco años después.

 

En 1782 pronuncia en la Sociedad Económica de Asturias un breve discurso acerca de la reforma industrial del Principado, y pocos días después es elegido director de ella. Trabaja, mientras tanto, en cosas diversas: la reforma de los estudios universitarios, la explotación de las minas de carbón asturianas, la mejora de las comunicaciones por carretera de Asturias con la meseta etc. Son los años de mayor actividad de Jovellanos. También escribe versos, analiza y describe distintos monumentos españoles o atiende a los negocios del Banco de San Carlos, de cuya junta formaba parte.

 

Pero en 1790, encarcelado su amigo Francisco de Cabarrús, director del Banco de San Carlos, Jovellanos no duda en hacer todo lo posible por ayudarle, y, como consecuencia de ello, es obligado, en lo que se ha venido a juzgar como un destierro disimulado, a viajar a Asturias con la misión de inspeccionar las minas de carbón del Principado. Este destierro duró hasta 1797. Empiezan entonces para Jovellanos los años que todos sus biógrafos han considerado como los más felices de su vida, en los que se dedicó sobre todo a viajar por Asturias y el norte de la Península, y a poner en funcionamiento su obra más querida, el Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía, inaugurado en Gijón el 7 de enero de 1794.

 

Biografía – Retrato3.jpgA finales de 1795, publicado ya el Informe en el expediente de Ley Agraria, la Inquisición pretendió prohibir la obra, pero no lo consiguió, porque el prestigio de Jovellanos había crecido mucho. Así, en 1797, después de un primer nombramiento como embajador en Rusia, Godoy eleva finalmente a Jovellanos al Ministerio de Gracia y Justicia. Había sido llamado al cargo para reformar los estudios universitarios, para dar cauce legal a las medidas propugnadas en el Informe y para amortiguar la fuerza del partido reaccionario, que encabezaba la Inquisición. Pero el 16 de agosto de 1798 y después de sufrir un intento de envenenamiento, Jovellanos es cesado. Su salud, debido a los efectos del veneno, se vio seriamente deteriorada y después de descansar en Trillo (Guadalajara), regresa a Madrid para recoger sus cosas, trasladándose después a Gijón. Volvió a dedicarse al Instituto pero los problemas económicos y también el desprestigio de su persona, crecían cada vez más. Después de aparecer una «delación anónima», Jovellanos es detenido en su casa y hecho reo de Estado, en la madrugada del 13 de marzo de 1801.

 

Conducido hasta la isla de Mallorca, permaneció en ella encarcelado, primero en la cartuja de Valldemossa durante un año y después en el castillo de Bellver (Palma de Mallorca), hasta 1808, sin conseguir ser juzgado, a pesar de las múltiples peticiones que se hicieron al rey. Son estos los años en que Jovellanos demostró su entereza. Lejos de abandonar su actividad, se dedicó, en cuanto obtuvo el oportuno permiso, a leer y escribir: en Valldemossa empezó el Tratado teórico-práctico de enseñanza. Se especializó en la historia de Mallorca y escribió las Memorias histórico-artísticas de arquitectura, que contienen una evocadora y prerromántica Descripción del castillo de Bellver. Siguió escribiendo poesía y muchas cartas, que conseguía enviar burlando a sus vigilantes y censores.

 

Cuando el motín de Aranjuez coloca en el trono a Fernando VII, Jovellanos queda en libertad. Estamos en marzo de 1808 y España está en vísperas de la guerra de la Independencia. El grupo de los ilustrados se divide entre los que creen que Napoleón y José I van a resolver los problemas de España, y aquellos que consideran que los españoles se bastan a sí mismos para llevar a cabo esta tarea. Los primeros, llamados afrancesados intentaron, sin conseguirlo, convencer a Jovellanos para que colaborara con el gobierno de José I y llegaron incluso a proponerle nuevamente para ministro. Jovellanos se negó una y otra vez. Sin embargo, en el mes de setiembre aceptó el nombramiento para representar a Asturias en la Junta Suprema Central Gubernativa del Reino, compuesta por los diputados nombrados por cada una de las Juntas provinciales, creadas para luchar contra Napoleón, y constituida el 25 de setiembre de 1808 en Aranjuez.

 

Al instaurarse la Regencia el 31 de enero de 1811, Jovellanos pide permiso para retirarse a Asturias. Una tormenta le obliga a refugiarse en Galicia, en Muros, donde pasa varios meses. Los ataques de que es objeto la Junta Central y el trato incorrecto e injusto que sufre Jovellanos por parte de la Junta de Galicia, le mueven a escribir la Memoria en defensa de la Junta Central (1811). Libre Gijón de los franceses, sale para Asturias y entra de nuevo en su ciudad natal el 7 de agosto de 1811. Pero, invadida la ciudad de nuevo por las tropas francesas, debe abandonarla precipitadamente por mar en el mes de noviembre. Después de una furiosa tempestad, el bergantín en el que viajaba arribó al pueblo asturiano de Puerto de Vega, donde Jovellanos, muy enfermo, falleció el 28 de noviembre de 1811, a los 67 años de edad.”